El exbanquero y expresidente del Banco de Canadá fue elegido con el 89% de los votos en las primarias del Partido Liberal. Con una economía en tensión y una oposición fortalecida, Carney deberá enfrentar posibles elecciones anticipadas en medio de un clima político convulso.

11/03/2025
Canadá – Mark Carney, exbanquero de 59 años y expresidente del Banco de Canadá, fue elegido el 9 de marzo como líder del Partido Liberal de Canadá con el 89% de los votos.
Su contrincante más cercana, Chrystia Freeland, ex viceprimera ministra y ex ministra de Finanzas del gobierno saliente de Justin Trudeau, apenas consiguió el 8% de los votos, en medio de una caótica transición marcada por las imposiciones arancelarias de Donald Trump y la estrepitosa caída de la popularidad del exmandatario canadiense.
“Trabajaré día y noche con un propósito: construir un Canadá más fuerte para todos”, prometió el flamante líder liberal en su discurso de victoria. Carney aseguró que decidió postularse tras el anuncio de dimisión de Trudeau el 6 de enero y se definió como un pragmático por encima de todo: “Cuando veo que algo no está funcionando, lo voy a cambiar”, advirtió.
Carney es un neófito en la política, sin haber ocupado cargos parlamentarios anteriormente. Sin embargo, su popularidad se debe a su habilidad para manejar crisis económicas, respaldada por una sólida formación académica. Tiene amplia experiencia en el sector financiero privado, con un pasado en Goldman Sachs durante 13 años en Londres, Tokio, Nueva York y Toronto.
Fue designado vicegobernador del Banco de Canadá en 2003 y asumió la presidencia de la institución entre 2008 y 2013, durante la crisis financiera global. Su gestión de la burbuja inmobiliaria fue un pilar clave en su campaña, destacando su capacidad para manejar momentos de incertidumbre, una cualidad crucial ante los actuales conflictos arancelarios con Estados Unidos.
«Donald Trump, como sabemos, ha impuesto aranceles injustificados a lo que construimos, a lo que vendemos y a cómo nos ganamos la vida. Está atacando a las familias, los trabajadores y las empresas canadienses, y no podemos permitir que tenga éxito. Y no lo haremos», sentenció Carney, en una crítica directa a su homólogo estadounidense, quien recientemente ha insinuado la idea de anexar Canadá como el Estado 51.

“Estados Unidos no es Canadá. Y Canadá jamás será parte de Estados Unidos de ninguna manera, forma o condición”, afirmó con firmeza. Luego, aludiendo a la fortaleza de la nación, lanzó una advertencia: “No pedimos esta pelea, pero los canadienses siempre están listos cuando alguien más se quita los guantes. Así que los estadounidenses no deben equivocarse: en el comercio, como en el hockey, Canadá ganará.”
De triple nacionalidad —irlandesa y británica además de canadiense—, Carney anunció su intención de renunciar a sus otras ciudadanías por motivos políticos. Fue el primer ciudadano no británico de nacimiento en liderar el Banco de Inglaterra desde su fundación en 1694, consolidando su prestigio internacional en el ámbito financiero.
Desafíos para el gobierno de Carney
A pesar de su amplia experiencia en el sector bancario y de su contundente victoria en las primarias del Partido Liberal, Carney aún tiene un desafío mayor por delante. En los próximos días deberá juramentarse, pero su liderazgo será puesto a prueba en las elecciones generales previstas para el 20 de octubre. Sin embargo, con una oposición fortalecida y el riesgo de una moción de censura tras el receso parlamentario, el adelanto electoral parece una posibilidad real.
El auge de un nacionalismo que muchos consideraban extinto, impulsado por las políticas aislacionistas y agresivas del presidente Trump, ha sumido a Canadá en un período de incertidumbre. En este contexto, Carney deberá enfrentar una férrea oposición, encabezada por el líder del Partido Conservador, Pierre Poilievre, a quien atacó directamente en su discurso de victoria: “El plan de Pierre Poilievre nos dejará divididos y listos para ser conquistados, porque una persona que adora en el altar de Donald Trump se arrodillará ante él, no le hará frente.”

Con una economía en tensión y una sociedad polarizada, Carney tendrá que demostrar que su capacidad de gestión financiera puede traducirse en liderazgo político. Su pragmatismo y su visión económica serán puestos a prueba en una nación que enfrenta desafíos internos y externos. Ahora, el reto es convertir su popularidad dentro del Partido Liberal en un mandato sólido para gobernar un Canadá que se encuentra en una encrucijada histórica.