Dimisión de Íñigo Errejón y acusaciones de agresión sexual

La denuncia de la actriz Elisa Mouliaá contra el ex-diputado Íñigo Errejón por intento de agresión sexual ha desatado un debate nacional sobre el consentimiento, el sistema judicial y las tensiones ideológicas en España.

Iñigo Errejon – abc.es

24/01/2025

Madrid, España – La dimisión de Íñigo Errejón como diputado del Congreso de los Diputados de España ha puesto bajo la lupa no solo su carrera política, sino también el sistema judicial, el feminismo contemporáneo y las tensiones ideológicas entre discursos progresistas y conservadores. La actriz Elisa Mouliaá lo acusa de intentar agredirla sexualmente durante un evento privado en 2022, un caso que ha desatado una tormenta mediática y política en el país.

«No podía reaccionar, él no paraba. Yo le pedía que se detuviera, pero insistía», declaró Mouliaá en la audiencia del 15 de enero de 2025. Este testimonio, en el que describe sentirse «paralizada» durante el episodio, ha dividido a la opinión pública.

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Acusaciones y defensa: un choque de versiones

La denuncia de Elisa Mouliaá, presentada en octubre de 2024, detalla que, durante una fiesta privada en la casa de un amigo en común, Errejón la encerró en una habitación e intentó besarla y tocarla sin su consentimiento. «En todo momento me sentí incómoda, no era lo que yo quería», sostuvo la actriz.

Errejón, reconocido por su defensa del feminismo, negó las acusaciones. En una declaración pública, aseguró: «Lo ocurrido fue un acto consensuado entre adultos. No existió ningún abuso ni agresión.» Sin embargo, durante su testimonio judicial, admitió: «Si algo fue malinterpretado, lo lamento profundamente.»

Un sistema judicial que perpetúa el patriarcado

Dora Barrancos, en su análisis sobre el patriarcado originario, sostiene que los sistemas judiciales reproducen estructuras de control masculino. «El honor masculino sigue siendo la vara con la que se miden las interacciones, y las mujeres que denuncian son tratadas como sospechosas, no como víctimas», explica en su obra.

Este marco teórico encuentra eco en las críticas hacia el juez Adolfo Carretero, quien, durante la audiencia pública, interrogó a Mouliaá sobre la demora en presentar su denuncia. «¿Por qué no denunció antes si se sintió tan incómoda?», preguntó, provocando una ola de indignación en colectivos feministas.

Rita Segato, en La guerra contra las mujeres, resalta que este tipo de preguntas forman parte de un discurso que minimiza la violencia sexual: «El sistema no busca justicia, sino preservar la autoridad masculina.»

El consentimiento como campo de batalla

Desde una perspectiva contrasexual, Paul B. Preciado señala en su Manifiesto contrasexual que el consentimiento no puede ser leído bajo parámetros patriarcales: «El cuerpo femenino es un espacio colonizado por las normas masculinas, y el consentimiento no debe interpretarse como la ausencia de un ‘no’, sino como la presencia activa de un ‘sí’.»

Esta interpretación resalta las tensiones en el caso Errejón, donde las narrativas tradicionales chocan con las redefiniciones contemporáneas del consentimiento. El relato de Mouliaá, en el que ella describe su incapacidad para reaccionar, subraya estas complejidades.

Fundamentalismo masculino y el discurso conservador

Figuras como Agustín Laje, en su libro Generación idiota, han utilizado este caso para criticar las legislaciones feministas, calificándolas de «exageraciones ideológicas» y argumentando que fomentan una cultura de falsas denuncias. Laje sostiene: «El feminismo radical no busca igualdad, sino la criminalización sistemática de los hombres.»

Estas posturas han sido desmentidas por académicas como Barrancos, quien advierte que el discurso de las falsas acusaciones es una estrategia patriarcal para deslegitimar a las mujeres que denuncian: «El patriarcado necesita hacer de las víctimas criminales para perpetuar su hegemonía.»

Medios, exposición y juicio público

La filtración de videos de la audiencia judicial ha exacerbado la polarización. En uno de los fragmentos más comentados, Errejón aparece visiblemente afectado y declara: «Nunca quise causar daño. Si algo no fue entendido como lo pretendía, lamento profundamente cualquier herida.»

Medios como El País y Cadena SER han señalado que esta exposición podría comprometer la imparcialidad del proceso. Desde el extranjero, la DW destacó que el caso ejemplifica las dificultades culturales para implementar leyes progresistas como la del «solo sí es sí».

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