La Política Exterior de Petro: Doble Discurso y Actitudes Hipócritas, ademas como afecta a Venezuela y Colombia por igual.

El presidente colombiano Gustavo Petro ha mostrado un doble discurso significativo en su relación con Venezuela, mientras critica a otros países por motivos similares. Este artículo explora cómo su política exterior no solo afecta negativamente a Colombia sino también a Venezuela, y cómo su comportamiento intervencionista e hipócrita se manifiesta en la arena internacional, incluyendo el reciente impase sobre el caso de María Corina Machado.

Gustavo Petro montaje del equipo de El Pulso (GUSTAVO Guerrillero, con chavez y presidente)

Uno de los aspectos más evidentes de la presidencia de Petro es su relación con el gobierno venezolano de Nicolás Maduro. Por un lado, Petro ha restablecido relaciones diplomáticas con Venezuela, argumentando la necesidad de cooperación humanitaria y económica para abordar la crisis migratoria y los problemas fronterizos. Esta apertura se ha traducido en múltiples reuniones y discursos en favor de la integración regional. Sin embargo, en el mismo espectro, Petro ha manifestado públicamente su desacuerdo con la legitimidad de las elecciones en Venezuela, negándose a reconocer los resultados electorales que mantienen a Maduro en el poder. Este comportamiento dual no solo genera confusión sino que también debilita la posición de Colombia en el escenario internacional como un actor coherente y confiable.

Comentarios y Actitudes Ingerencistas

Petro ha sido particularmente vocal en su crítica a los países que no se alinean con sus ideologías políticas. Por ejemplo, ha condenado duramente a gobiernos como el de Jair Bolsonaro en Brasil por sus políticas ambientales y derechos humanos, y ha cuestionado la democracia en países como Ecuador bajo la administración de Guillermo Lasso. Sin embargo, esta misma vehemencia no se refleja cuando se trata de Venezuela. A pesar de las múltiples denuncias sobre violaciones de derechos humanos, falta de transparencia electoral, y la crisis humanitaria en Venezuela, Petro ha mantenido un tono considerablemente más suave, lo que sugiere una clara inclinación ideológica sobre principios democráticos.

En otro caso, Petro criticó abiertamente la gestión de la crisis haitiana, sugiriendo intervenciones internacionales bajo el mando de la ONU, pero no ha impulsado con la misma fuerza soluciones multilaterales para la crisis venezolana, donde su país podría jugar un papel clave debido a su proximidad y el flujo migratorio.

El Impase de María Corina Machado

El 9 de enero de 2025, se dio un episodio revelador de la política de Petro hacia Venezuela. Tras la detención y posterior liberación de la líder opositora venezolana María Corina Machado, denunciada por su partido y confirmada por medios internacionales, Petro calificó el evento como «fake news» en su cuenta de X, lo que desató una ola de críticas. Esta respuesta no solo minimizó un acto de represión política, sino que también demostró su reluctancia a condenar al régimen de Maduro directamente, a pesar de evidencias claras de abuso de poder. Esta actitud contrasta marcadamente con su disposición a criticar a otros gobiernos por cuestiones mucho menos graves o claras.

Hipocresía en la Política Exterior

La hipocresía de Petro se manifiesta en cómo maneja las relaciones con diferentes países. Mientras critica a gobiernos de derecha o centro por sus políticas internas, su acercamiento a Venezuela se ve más como una estrategia ideológica que como una búsqueda genuina de soluciones democráticas y humanitarias. Por ejemplo, en su discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, Petro ha hablado sobre la necesidad de proteger la Amazonía, pero su crítica a la deforestación en Venezuela ha sido tibia en comparación con la acritud hacia otros países.

Además, su postura frente a la Corte Penal Internacional (CPI) es otro ejemplo claro de esta hipocresía. Petro ha apoyado investigaciones de la CPI en otros países, pero ha sido renuente a respaldar una investigación exhaustiva sobre los crímenes cometidos en Venezuela, donde el régimen de Maduro ha sido ampliamente acusado de crímenes contra la humanidad.

Consecuencias para Colombia y Venezuela

Esta política exterior de doble rasero no solo afecta la credibilidad de Petro a nivel internacional sino que también tiene repercusiones directas en Colombia. La apertura hacia Venezuela sin exigir reformas democráticas reales puede fortalecer a un régimen autoritario en las fronteras colombianas, incrementando la migración sin resolver sus causas profundas.

Además, esta ambigüedad política podría ser vista como una señal de debilidad o incoherencia, afectando las relaciones económicas y diplomáticas de Colombia con otros países que esperan una postura más firme y consistente frente a Venezuela.

Para Venezuela, la falta de presión internacional coherente desde Colombia podría significar la continuación de prácticas antidemocráticas sin mayores consecuencias, perpetuando la crisis humanitaria y política.

Gustavo Petro, bajo la bandera del progresismo, ha mostrado una política exterior marcada por el doble discurso, el intervencionismo selectivo y una hipocresía evidente. Su relación con Venezuela, en particular, es un reflejo de cómo la ideología puede superar el interés por los principios democráticos y los derechos humanos. El caso de María Corina Machado es un claro ejemplo de este patrón de comportamiento, donde se prefiere negar la realidad antes de enfrentar críticamente a un aliado político. Es imperativo que la política exterior de Petro se alinee con un compromiso genuino hacia la democracia y los derechos humanos, sin excepciones ni dobles estándares.

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