Al menos cuatro muertos y más de una decena de heridos dejan los atentados registrados en Valle del Cauca y Cauca. El Gobierno ofrece $300 millones por información que lleve a los responsables. Los ataques estarían vinculados a remanentes de las disidencias de las FARC.
10 de junio de 2025
Una nueva escalada de violencia sacude a Colombia. Una serie de atentados con explosivos, enfrentamientos armados y ataques selectivos en nueve municipios del suroccidente del país han dejado al menos cuatro muertos, más de una decena de heridos y una población consternada.
Las explosiones tuvieron lugar en zonas estratégicas de los departamentos de Cauca y Valle del Cauca, particularmente en ciudades como Cali, Buenaventura, Jamundí y municipios rurales como Caloto, Morales y Buenos Aires. En muchos casos, los blancos fueron instalaciones de la Policía, vehículos oficiales y zonas con alta afluencia de civiles.
Las autoridades han atribuido los hechos a remanentes de las disidencias de las FARC, específicamente estructuras lideradas por alias “Iván Mordisco”. De acuerdo con información de inteligencia, los ataques podrían estar relacionados con la conmemoración del tercer aniversario de la muerte de alias “Mayimbú”, exjefe guerrillero abatido en junio de 2022.
Frente a la gravedad de los hechos, el Gobierno colombiano ha ofrecido una recompensa de 300 millones de pesos (unos 75.000 dólares) a quienes aporten información que permita identificar y capturar a los responsables de esta ola de terror.
Una ofensiva coordinada
Los ataques, según la Tercera División del Ejército Nacional, fueron planeados para ejecutarse de forma casi simultánea, en lo que parece ser una demostración de fuerza de los grupos ilegales en la región. Las explosiones afectaron principalmente sedes de la Policía, como los CAI de Meléndez y Manuela Beltrán en Cali, donde el alcalde Alejandro Eder confirmó el uso de artefactos explosivos.
“Estamos atendiendo dos artefactos explosivos en nuestra ciudad. Nuestra fuerza pública ya está en el lugar y los equipos de salud atentos ante cualquier eventualidad”, afirmó el alcalde en su cuenta de X.
En otro punto del Cauca, un francotirador asesinó a un patrullero con un disparo en la cabeza, sumando otra víctima a una jornada marcada por la violencia. Las cifras iniciales hablan de al menos cuatro fallecidos —entre ellos policías y civiles— y más de diez personas heridas, algunas de ellas de gravedad.
Reacción de las autoridades
La gobernadora del Valle del Cauca, Dilian Francisca Toro, condenó los hechos y pidió al presidente Gustavo Petro convocar un Consejo de Seguridad durante su visita programada a la ciudad de Cali.
“Los dueños del caos y del terror pretenden desestabilizar el Valle del Cauca. No se los vamos a permitir”, declaró Toro en su cuenta de X, exigiendo una respuesta clara del Gobierno nacional.
En respuesta, las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional han desplegado un amplio operativo de seguridad, incluyendo retenes, patrullajes aéreos y redadas en zonas rurales donde operan las estructuras armadas ilegales.
El Ejército Nacional informó la captura de tres presuntos responsables de los atentados. Uno de ellos fue detenido mientras transportaba una camioneta cargada con explosivos. Los otros dos habrían participado directamente en un ataque en Corinto, Cauca.
En un comunicado oficial, el Ejército calificó los ataques como una “grave violación a los Derechos Humanos y al Derecho Internacional Humanitario”, y reafirmó su compromiso con la seguridad de los colombianos.
Clamor por respuestas
Mientras los operativos continúan y la población permanece en alerta, líderes sociales y comunidades afectadas exigen una estrategia de seguridad más integral, que no solo responda con fuerza militar sino que aborde las causas estructurales de la violencia en estas regiones, como la pobreza, la exclusión y la falta de oportunidades.
La visita del presidente Petro a Cali será determinante para conocer la hoja de ruta del Gobierno frente a esta crisis. La ciudadanía, temerosa y golpeada, espera acciones inmediatas para frenar el terror y recuperar la confianza en las instituciones.
