Geert Wilders, tras su decisión de abandonar la coalición en Países Bajos. Foto: ROBIN VAN LONKHUIJSE (EFE)

El ultraderechista Geert Wilders retiró a su partido del Gobierno de Países Bajos tras exigir sin éxito una política de asilo más estricta. El primer ministro Dick Schoof dimitió, dejando al Ejecutivo en funciones y abriendo paso a elecciones anticipadas en medio de tensiones políticas internas y desafíos internacionales.

Ámsterdam, Países Bajos. 03 de junio de 2025

El panorama político en Países Bajos ha sufrido un terremoto este martes 3 de junio. Geert Wilders, líder del Partido por la Libertad (PVV) y principal figura de la extrema derecha neerlandesa, anunció su salida de la coalición de Gobierno tras no lograr imponer un endurecimiento radical en la política de asilo. Esta decisión provocó la inmediata dimisión del primer ministro Dick Schoof, quien asumió el cargo hace menos de un año, y abre un nuevo periodo de inestabilidad política en el país, con elecciones anticipadas previstas para el verano.

La coalición de Gobierno, formada tras arduas negociaciones en 2024, incluía al PVV como partido mayoritario junto al Partido Popular por la Libertad y la Democracia (VVD), el Nuevo Contrato Social (NSC) y el Movimiento Campesino-Ciudadano (BBB), todos de corte conservador. A pesar de ser la fuerza más votada en las elecciones de 2023, Wilders aceptó no ser primer ministro, designando en su lugar a Dick Schoof, un alto funcionario con experiencia en inteligencia y lucha antiterrorista.

El detonante de la ruptura fue la negativa de los socios a modificar el acuerdo de Gobierno para implementar una serie de medidas extremas contra el asilo propuestas por Wilders. Estas incluían la expulsión de refugiados sirios en seis meses, el cierre de fronteras y la intervención del ejército en el control migratorio. “No se firman nuestros planes de asilo. No se adapta el acuerdo de gobierno. El PVV deja la coalición”, escribió el líder ultraderechista en la red social X.

El primer ministro neerlandés, Dick Schoof, en mayo de 2024. Piroschka Van De Wouw (REUTERS)

La renuncia fue formalizada por el primer ministro Schoof, quien presentó su dimisión al rey Guillermo. El monarca aceptó la dimisión de los ministros del PVV y pidió al resto del Gabinete que permanezca en funciones para atender los asuntos urgentes del Estado hasta la realización de nuevas elecciones.

La salida de Wilders ha generado reacciones de indignación entre sus hasta entonces aliados. Dilan Yesilgöz, del VVD, calificó la actitud del líder ultra como egoísta, mientras que Caroline van der Plas (BBB) lamentó que el PVV “abandone cuando tiene todas las cartas en la mano”. Nicolien van Vroonhoven (NSC) calificó la ruptura de “realmente incomprensible”.

Desde la oposición, la reacción no se hizo esperar. Frans Timmermans, jefe de la coalición entre ecologistas y socialdemócratas (GroenLinks-PvdA), pidió elecciones inmediatas y se negó a apoyar un Gobierno en minoría. “Con los extremos no se puede gobernar. Cuando las cosas se complican, huyen”, declaró.

El impacto de esta crisis no es solo nacional. Países Bajos se prepara para albergar la cumbre de la OTAN a finales de junio, ahora bajo un Ejecutivo en funciones. También se retrasarán decisiones clave sobre el gasto en defensa, en momentos en que Europa afronta amenazas geopolíticas crecientes.

En lo electoral, la situación es incierta. Pese al triunfo del PVV en 2023 con un 23% de los votos, las últimas encuestas lo ubican en segundo lugar con 28 escaños, detrás del VVD. La alianza progresista GroenLinks-PvdA también suma 28 escaños, lo que apunta a un posible triple empate que podría dejar fuera a Wilders de la conformación del nuevo Gobierno.

La coalición conservadora, celebrada como la más derechista en la historia neerlandesa, estaba frágil desde su nacimiento. La exigencia constante de Wilders de avanzar rápidamente en su agenda migratoria radical, sumado al desgaste por falta de resultados, terminó fracturando el pacto. Aunque aún mantiene un núcleo duro de apoyo, el PVV enfrenta ahora el desafío de revalidar su liderazgo en un escenario mucho más competitivo.

Mientras tanto, el país entra en una nueva fase de transición, con una gestión provisional del Ejecutivo, el Parlamento disolviéndose en las próximas semanas y una ciudadanía que espera mayor estabilidad. La ruptura de la coalición marca un nuevo capítulo en el auge y las tensiones internas de la extrema derecha en Europa.

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