Un tribunal de París sentencia a la líder del Reagrupamiento Nacional a cuatro años de prisión y cinco de inhabilitación, alterando el rumbo político del país en un momento de alta tensión.
31/03/2025
París, Francia — Marine Le Pen, figura clave del Reagrupamiento Nacional (RN), fue sentenciada por un tribunal penal de París tras un proceso judicial que la halló culpable de malversación de fondos públicos de la Unión Europea entre 2004 y 2016. La decisión impone cuatro años de prisión —dos de ellos bajo arresto domiciliario con monitoreo electrónico—, una multa de 100.000 euros y una inhabilitación de cinco años para ocupar cargos públicos, lo que frena sus planes de competir en las elecciones presidenciales de 2027. El fallo, que también afecta a 24 miembros de su partido y multa al RN con 2 millones de euros, marca un punto de inflexión en el panorama político francés.
El origen del caso: fondos europeos bajo escrutinio
La investigación se centró en el uso indebido de recursos asignados por el Parlamento Europeo para pagar asistentes en Bruselas. Según la Fiscalía, estos fondos fueron redirigidos para financiar actividades del RN en Francia, una práctica que el tribunal consideró ilegal. La defensa de Le Pen calificó el veredicto de “escandaloso” y prometió apelar, argumentando que se trata de un intento deliberado de sacarla del juego político. “Es una persecución orquestada por quienes temen nuestro crecimiento”, declaró un portavoz del partido.
El RN había alcanzado un hito en junio de 2024, al liderar las elecciones europeas en Francia, consolidándose como una fuerza influyente. Sin embargo, este revés judicial plantea dudas sobre su futuro inmediato, especialmente tras la inhabilitación de su líder más visible.
Un año de turbulencia política en Francia
El fallo llega tras meses de inestabilidad en el país. Las elecciones legislativas anticipadas de junio de 2024, convocadas por Emmanuel Macron tras la derrota de su partido ante el RN, dejaron un gobierno en minoría que colapsó rápidamente. En julio, el gabinete dimitió; en agosto, Michel Barnier asumió como primer ministro en una alianza con la derecha tradicional, pero su gestión terminó en diciembre con una moción de censura. François Bayrou tomó las riendas en un intento por estabilizar el Ejecutivo, mientras el juicio de Le Pen avanzaba hacia su desenlace.
En noviembre, la Fiscalía había solicitado cinco años de prisión, una pena más severa que la finalmente dictada. El proceso, seguido de cerca por medios y actores políticos, se convirtió en un símbolo de las tensiones entre el poder judicial y las fuerzas emergentes en Europa.
Reacciones internacionales y debates globales
El caso resonó más allá de Francia. Líderes como Viktor Orbán (Hungría), Matteo Salvini (Italia), Jair Bolsonaro (Brasil) y Santiago Abascal (España) mostraron apoyo a Le Pen, denunciando lo que describieron como un uso político de la justicia. Desde Moscú, el Kremlin cuestionó la “imparcialidad” del sistema francés, y Elon Musk, en su plataforma X, señaló un posible “abuso legal” contra voces disidentes. Estas posturas reflejan una crítica recurrente entre movimientos que desafían las estructuras tradicionales de poder.
En el otro extremo, quienes respaldan el fallo lo ven como un paso firme para garantizar la transparencia en el uso de fondos públicos. El contraste de opiniones pone en relieve una discusión mayor: el rol de los tribunales en un contexto de polarización política.
¿Qué sigue para el RN y Europa?
La inhabilitación de Le Pen deja al RN frente a un desafío crítico. Sin su líder histórica, el partido deberá redefinir su estrategia para mantener el impulso ganado en los últimos años. En el ámbito europeo, el caso intensifica el enfrentamiento entre el avance de fuerzas críticas al sistema y los mecanismos legales diseñados para regularlas. Más allá de las fronteras francesas, este episodio se interpreta como un capítulo clave en la pugna entre modelos de gobernanza y visiones del futuro político.
El debate está lejos de cerrarse. Mientras la apelación se prepara, Francia y el mundo observan cómo este fallo podría redibujar las líneas de poder en una de las democracias más influyentes de Occidente.
