Las autoridades de los tres países buscan determinar las causas y responsabilidades del histórico apagón del 28 de abril, que dejó a más de 50 millones sin suministro.

29 de abril de 2025

Madrid, España

La recuperación de la red eléctrica en la Península Ibérica avanza, pero la verdadera urgencia está ahora en otro frente: las investigaciones. España, Portugal y Francia anunciaron este martes que iniciaron procesos formales para esclarecer las causas del apagón que dejó sin electricidad a más de 50 millones de personas y que paralizó servicios críticos en buena parte del sur de Europa.

El apagón masivo del 28 de abril dejó sin electricidad a más de 50 millones de personas en España, Portugal y partes del sur de Francia. El colapso eléctrico se produjo alrededor del mediodía, provocando una caída abrupta de hasta el 60% de la demanda en cuestión de segundos. Los efectos fueron inmediatos: trenes detenidos, semáforos apagados, aeropuertos paralizados, redes móviles interrumpidas y miles de ciudadanos atrapados en ascensores o incomunicados.

Durante las horas más críticas, tanto España como Portugal activaron estados de emergencia regionales y desplegaron a miles de efectivos para garantizar la seguridad en calles, hospitales y estaciones de transporte. El restablecimiento del suministro fue progresivo, completándose en la mayoría de las zonas cerca de las 22:00 horas. A pesar de la magnitud del corte, no se reportaron víctimas, aunque los daños materiales y las pérdidas económicas fueron significativos.

Con el suministro eléctrico ya restablecido en toda la Península Ibérica, la atención de los gobiernos se ha desplazado hacia una investigación técnica, política y diplomática para esclarecer los motivos de uno de los apagones más graves en la historia europea reciente. Tanto España como Portugal y Francia han anunciado de manera independiente el inicio de pesquisas para determinar las causas del fallo en la red eléctrica interconectada.

El operador español Red Eléctrica (REE) señaló que ya se han identificado dos incidentes de pérdida de generación en plantas solares del suroeste de España como uno de los puntos de inicio. Esta inestabilidad habría afectado la interconexión con Francia y desatado una reacción en cadena. No obstante, las autoridades han sido cautas al advertir que aún es pronto para llegar a conclusiones definitivas.

Eduardo Prieto, jefe de operaciones de REE, declaró en rueda de prensa que se trata de una investigación compleja. “Necesitamos recopilar información completa de todos los elementos que integran el sistema eléctrico para analizar adecuadamente las condiciones, causas y desarrollo del incidente”, sostuvo. También afirmó que el apagón no fue causado por un ciberataque, una hipótesis que circuló durante las primeras horas del evento.

En Portugal, las autoridades confirmaron que el origen del apagón no se produjo dentro de sus fronteras, sino en la red española, lo que provocó una desconexión automática del sistema luso para proteger su integridad. REN y E-Redes indicaron que el colapso español generó un desequilibrio que forzó una parada de seguridad de su sistema. El primer ministro portugués, Luís Montenegro, aseguró que “se llevará a cabo una investigación rigurosa” y recalcó la necesidad de trabajar con socios europeos para evitar nuevos episodios similares.

La Unión Europea también se ha involucrado en el análisis del incidente. Bruselas ha solicitado un informe técnico a los operadores afectados y evalúa si el aislamiento energético de España —con pocas interconexiones a través de los Pirineos— agravó o contuvo el impacto del corte. Este contexto ha vuelto a poner sobre la mesa la necesidad de reforzar la infraestructura energética del sur de Europa.


Anuncio del restablecimiento

Expertos como Víctor Becerra, profesor de ingeniería energética en la Universidad de Portsmouth, apuntan a la creciente dependencia de fuentes renovables como un posible factor de vulnerabilidad. “Cuando se combinan energías intermitentes, como la eólica y la solar, con fuentes tradicionales, pueden generarse inestabilidades si no se cuenta con mecanismos de respaldo eficaces”, explicó.

Con pérdidas económicas estimadas entre 2.250 y 4.500 millones de euros, según el banco de inversión RBC, la presión sobre los gobiernos va en aumento. Comerciantes, hospitales, aeropuertos y usuarios particulares ya han comenzado a reclamar explicaciones y compensaciones. Además, el debate energético se intensifica, especialmente en torno al rol de las baterías, el almacenamiento y la solidez del sistema de interconexión continental.

A medida que avancen las investigaciones, tanto a nivel nacional como europeo, se espera que el apagón del 28 de abril se convierta en un caso de referencia para rediseñar las políticas de resiliencia energética. Mientras tanto, la Península Ibérica se enfrenta al desafío de recuperar la confianza ciudadana y garantizar que un colapso similar no vuelva a ocurrir.

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