El Tribunal Supremo Electoral de Bolivia confirmó que Evo Morales no podrá presentarse en las elecciones presidenciales de agosto. Intentó inscribirse a último momento por un partido sin personería jurídica. Sus seguidores anunciaron protestas, mientras el oficialismo se divide y la oposición toma impulso.


La Paz, Bolivia – 20 de mayo de 2025
Evo Morales ha quedado oficialmente fuera de las elecciones presidenciales previstas en Bolivia para el 17 de agosto de 2025. El Tribunal Supremo Electoral (TSE) confirmó que su candidatura no fue registrada, debido a que el Partido de Acción Nacional Boliviano (PAN-Bol), a través del cual intentó postularse a último momento, carece de personería jurídica.
La noche del lunes, al cerrar el plazo para inscribir candidaturas, el secretario de Cámara del TSE, Fernando Arteaga, explicó en conferencia de prensa que PAN-Bol, organización aliada con Morales, se encuentra inhabilitada para participar en los comicios. “Evo Pueblo no tiene personería jurídica y el partido Pan-Bol, con quien firmaron una alianza, está inhabilitado”, afirmó.
A pesar de este impedimento legal, Morales intentó forzar su postulación con el respaldo de su compañera de fórmula, la ex ministra de Culturas Wilma Alanoca, quien acudió en dos ocasiones a la sede del TSE en La Paz para entregar la documentación. Sin embargo, las autoridades electorales reiteraron que el único canal habilitado para la inscripción era el sistema digital del tribunal, al cual PAN-Bol ya no tenía acceso.
El ex presidente sostuvo en sus redes sociales que se cumplieron todos los requisitos legales mediante el registro digital, pero el TSE desmintió que ese mecanismo haya sido válido para una organización sin personería jurídica vigente. La agrupación “Evo Pueblo”, impulsada por el exmandatario tras su ruptura con el Movimiento al Socialismo (MAS), tampoco cuenta con reconocimiento legal.
La frustrada candidatura se da en un contexto de alta tensión política. Morales se encuentra atrincherado desde hace siete meses en la región cocalera del Chapare, debido a una orden de captura por un caso de trata de menores, que él niega. Además, el Tribunal Constitucional reafirmó recientemente que no puede postularse para un cuarto mandato, al haber ejercido el cargo de presidente más de dos veces.
En paralelo, sus seguidores marcharon hacia La Paz en los últimos días para intentar inscribirlo como candidato. Tras el rechazo, anunciaron que iniciarán protestas, incluyendo bloqueos de caminos y movilizaciones a nivel nacional. Desde el Trópico de Cochabamba, su bastión sindical, advirtieron con una “revolución en las calles”.

El oficialismo, por su parte, enfrenta una profunda fractura. Con Morales fuera de carrera, el MAS ha postulado como candidato presidencial a Eduardo del Castillo, ex ministro de Gobierno de Luis Arce. Esta decisión es rechazada por el exmandatario, quien mantiene una disputa abierta con el presidente Arce desde fines de 2021, cuando se rompió la unidad del MAS.
Otra figura clave en este proceso es Andrónico Rodríguez, presidente del Senado y dirigente cocalero, considerado durante años el heredero político de Morales. Rodríguez también enfrenta obstáculos legales: su candidatura por el frente Alianza Popular fue puesta en suspenso por el TSE, a la espera de que la justicia determine si cumplió con las normas partidarias. Sus seguidores también amenazan con movilizarse si se le impide competir.

Mientras el bloque oficialista se fragmenta, la oposición se reorganiza. Entre los candidatos ya inscritos figuran el empresario socialdemócrata Samuel Doria Medina, el expresidente Jorge “Tuto” Quiroga, y otras figuras como la alcaldesa de El Alto, Eva Copa, cuyo partido Morena sorprendió al postular al exvocero presidencial Jorge Richter como vicepresidente.
El TSE confirmó que diez partidos y alianzas lograron inscribirse antes del cierre del plazo. El próximo 6 de junio se publicará la lista oficial de candidatos habilitados. En total, se registraron más de 2.500 postulantes para los distintos niveles de representación nacional.
La exclusión de Morales marca un punto de inflexión en la política boliviana. Si bien gobernó entre 2006 y 2019, su figura ha polarizado al país desde entonces. Con su partido original fuera de su control y su nueva agrupación sin respaldo legal, su futuro político queda en suspenso, mientras crecen las tensiones sociales y las amenazas de conflictividad en las calles.