Cómo la relación entre Argentina y Estados Unidos, liderada por Milei y Trump, redefine las alianzas internacionales y abre nuevas oportunidades económicas.
Javier Milei asiste a la investidura de Donald Trump en un evento que simboliza la consolidación de una estrecha relación entre Argentina y Estados Unidos. Las expectativas se centran en profundizar inversiones extranjeras y avanzar hacia una economía bimonetaria.

20/12/2025
Washington DC, Estados Unidos – Un vínculo histórico que se reinventa Desde las «relaciones carnales» de los años 90 bajo el gobierno de Carlos Menem, Argentina ha oscilado entre la cercanía y el distanciamiento con Estados Unidos. La llegada de Javier Milei a la presidencia marca un regreso a esa alineación estratégica, pero con un matiz diferente: un enfoque explícito en las afinidades ideológicas y económicas con Donald Trump.
Milei ha tomado decisiones que subrayan su apuesta por fortalecer los lazos con Washington. Entre ellas destacan la renuncia a los BRICS, el voto a favor del embargo estadounidense contra Cuba en la ONU y el reemplazo de altos funcionarios en la Cancillería para garantizar una política exterior más alineada con sus intereses. Este giro diplomático refleja no solo una visión política, sino también la necesidad de buscar aliados que respalden los desafíos económicos de su gestión.
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La economía argentina y el peso de las alianzas estratégicas En un contexto de crisis económica, con una inflación anual superior al 120% y una deuda externa elevada, Javier Milei se enfrenta a uno de los mayores desafíos de cualquier mandatario argentino: estabilizar la economía y recuperar la confianza de los mercados.
La relación con Estados Unidos se presenta como una pieza clave en esta estrategia. Entre los objetivos principales están la atracción de inversiones extranjeras directas y el respaldo de Washington en las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI). La posibilidad de avanzar hacia una economía bimonetaria, con el dólar como moneda complementaria al peso, también ha ganado terreno en los discursos oficiales.
Analistas señalan que esta estrategia podría facilitar el ingreso de capital extranjero, especialmente en sectores como energía, infraestructura y tecnología. Sin embargo, advierten que el abandono de vínculos con otros socios comerciales clave, como Brasil y China, podría limitar las opciones de diversificación económica y aumentar la dependencia de Estados Unidos.
Milei y Trump: Política, espectáculo y pragmatismo económico La relación personal entre Milei y Trump es un elemento central en esta nueva etapa de la diplomacia argentina. Ambos líderes comparten un estilo político disruptivo, una retórica populista y una visión crítica hacia las instituciones multilaterales tradicionales. Desde antes de asumir la presidencia, Milei ha descrito a Trump como su «modelo político» y ha buscado replicar muchas de sus estrategias.
La participación de Milei en la ceremonia de investidura de Trump, celebrada hoy en Washington, marca un hito simbólico en esta alianza. Más allá de los gestos políticos, este vínculo también tiene implicaciones prácticas: podría facilitar acuerdos bilaterales en áreas como comercio, seguridad y transferencia de tecnología.
Análisis: Oportunidades y riesgos de la alianza económica La alineación estratégica con Estados Unidos abre un abanico de posibilidades para Argentina. Las inversiones extranjeras, en particular, podrían revitalizar sectores clave de la economía. El apoyo de Washington en organismos internacionales como el FMI también podría ser decisivo para renegociar la deuda externa en términos más favorables.
La propuesta de una economía bimonetaria, con el dólar desempeñando un papel central, apunta a estabilizar el sistema financiero y combatir la inflación. Sin embargo, este modelo requiere un flujo constante de dólares que depende en gran medida de la confianza de los inversores extranjeros y de una política fiscal disciplinada.
Por otro lado, el distanciamiento de socios tradicionales como China y Brasil representa un desafío. Brasil, el principal destino de las exportaciones argentinas, es crucial para la balanza comercial, mientras que China ha sido un actor clave en la inversión en infraestructura y tecnología.