Esquema Financiero Argentino

En Argentina, la «bicicleta financiera» convierte la alta inflación en oportunidad con tasas de interés desorbitadas y el dólar MEP. ¿Hasta cuándo durará este castillo de naipes?

Bicicleta Financiera en graficos derechos de autor DW en Español

En Argentina, un país donde la realidad económica desafía la lógica convencional, se ha perfeccionado un sistema que convierte el caos en oportunidad: la «bicicleta financiera». Este esquema aprovecha las tasas de interés extraordinarias de los plazos fijos en pesos, combinadas con herramientas como el dólar MEP, para ofrecer rendimientos que en el mundo desarrollado serían ciencia ficción.

Con tasas mensuales de hasta 9,5%, equivalentes a un 147% anual, los plazos fijos se han convertido en la apuesta más popular. Mientras tanto, la inflación cerró 2024 en un preocupante 140%, una cifra que pondría a cualquier banco central en alerta roja. Sin embargo, en Argentina, esto no es un error, sino una característica del sistema. Sumado a esto, el dólar MEP, que mueve más de 1.200 millones de dólares diarios, permite convertir estas ganancias en pesos a dólares de manera legal, pero con un grado de especulación que raya en lo absurdo.

Cómo se haceEl mecanismo es tan simple como peligroso. Primero, se invierte en plazos fijos con tasas desproporcionadas que superan incluso los rendimientos de los bonos basura en mercados emergentes. Segundo, las ganancias en pesos se convierten en dólares a través del dólar MEP, un arbitraje que evita el tipo de cambio oficial. Tercero, con dólares en mano, el inversor decide entre reinvertir o salvaguardar su dinero en activos más seguros. Todo esto depende de una frágil confianza en el sistema financiero y en los controles cambiarios.

Por supuesto, este esquema tiene un precio. Si los controles se relajan o los inversores pierden la confianza, el castillo de naipes podría derrumbarse. Además, los economistas locales advierten que este sistema está lejos de ser sostenible. La demanda de pesos para plazos fijos es artificial y no refleja una confianza genuina en la economía. Es una burbuja que, en cualquier momento, podría estallar.

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